De aquellos polvos vienen estos lodos
Publicado en www.lavozdehoy.com el 15/09/2012
Agitar el espantajo de la independencia catalana le ha
rendido siempre buenos resultados a la Generalitat, ha sido el palo en la
estrategia donde el apoyo a la gobernabilidad de España era la zanahoria.
De esta forma los nacionalistas
catalanes conseguían sus objetivos, si apoyaban al Gobierno era por
responsabilidad, “sostenemos la gobernabilidad” decían y todo el mundo
ponderaba la figura del Sr Durán i Lleida como político mejor valorado por el
conjunto de los españoles. ¡Ahí queda eso! Mientras tanto, más partidas para
Cataluña, más competencias y más vista gorda ante hechos que cualquier Gobierno
nacional hubiera debido reprender y atajar. Pero no, tanto PP como PSOE han sido rehenes de los pequeños -hay
que recordarlo- partidos nacionalistas. Probablemente el culmen de este estado
de cosas fue el episodio de los estatutos de autonomía de segunda generación,
iniciativa del muy autonomista Presidente Sr Rodríguez Zapatero.
De esta dinámica se ha derivado
la situación actual. Es con la colaboración necesaria de los sucesivos
Gobiernos de España que se llega a equiparar autonomismo con democracia, como
si la centrifugación del poder antaño estatal produjera mágicamente democracia
instantánea.
Una democracia no lo es más, ni
menos, por ser descentralizada, hay estados centralistas que son democracias
bastante perfectas, como Francia, donde, por cierto, ningún ciudadano toleraría
tener distintas prestaciones médicas según el departamento en que residiese,
cosa que si ocurre en España. Hay estados federales que también gozan de una
alta calidad democrática, como Alemania, donde a diferencia de nuestro país
tienen una estructura que cohesiona la unidad estatal, cuentan, por ejemplo,
con su Bundesrat que funciona como verdadera cámara de representación de los
Länder, lo que nunca ha sido nuestro Senado, tanto es así que se ha creado la Conferencia de Presidentes
Autonómicos -órgano aconstitucional- para que intente hacer lo que debería ser
la función, a estas alturas ya podría ser consuetudinaria, de la cámara alta,
función que nunca se ha estimado conveniente desarrollar.
En España hemos vivido la ficción
de que la mejor política era la que creaba más órganos, más competencias, más
cargos políticos, tenemos: Comunidades Autónomas, una Comunidad Foral, Ciudades
Autónomas, Diputaciones, Municipios, Aldeas, Pedanías, Villas, Lugares,
Céndeas, Fincas, Anejos, Mancomunidades, Comarcas, Veguerías, Cabildos
insulares -la lista no es exhaustiva- y
todos ellos y sobre todo las CC.AA. luchando por diferenciarse del otro, por
tener todo lo que tiene el otro y algo más, unos quieren tener selecciones
deportivas, otros una piscina cubierta cuando la del pueblo de al lado está a cinco
minutos y se infrautiliza, con lo cual además resulta cara para sus pocos
usuarios. Resaltando, al fin, lo que nos diferencia, creando hechos
distintivos, micromercados, redes clientelares, voto cautivo, “voto duro”.
Por si esto fuera poco, se ha
creado una “hiperestructura” de
Fundaciones y Empresas Públicas, lo que algunos llaman ya “administración
paralela” para colocar el excedente de la militancia, se han politizado las
Cajas de Ahorros con los resultados que todos conocemos.
Y así, rodando… rodando… llegamos
a la situación actual donde tenemos dos fuerzas nacionalistas en disposición de
ganar en el País Vasco en las próximas elecciones, una de ellas filoterrorista
-por decirlo suavemente- y un Gobierno Autonómico que forzando la mano del
llamado Pacto Fiscal se encuentra a si mismo pidiendo la secesión, con grave
disgusto creo yo del Sr Duran i Lleida que sabe que ¿Donde van a estar mejor
que dentro de España? Sobre todo si consiguen reducir la mal llamada
solidaridad fiscal catalana y disfrutar de parecido privilegio a los que ya
detentan vascos y navarros -aquello de los ancestros que dice el Ministro Sr
Montoro-.
Este pandemónium es el que hay
que arreglar, no liquidando dos empresas públicas y prescindiendo de dos mil
Concejales, España necesita darse una estructura razonable, equitativa y
eficiente, una verdadera Reforma de la Administración del Estado, desde los
entes locales hasta los órganos estatales. Aunque nos cueste abrir un período
constituyente, con un Sistema Electoral justo, que ponga a cada uno en su
sitio, dándole a cada uno el justo valor de sus votos.
Porque le ineficiencia no sólo
acarrea descohesión, sino que, además, es un autentico sumidero por donde se
nos van los dineros que ya no tenemos, dineros que quería –y aún quiere- El
presidente de la Generalitat, Sr Mas para su C.A., o mejor dicho, para sus
presupuestos, esos en los que se destinan cantidades a promocionar el estudio
del catalán en Francia, o a las pseudoembajadas, mientras se instituye, por
ejemplo, el euro por receta.
Y ahora dan una nueva vuelta de
tuerca, radicalizando el lenguaje y extremando las demandas. Ya no es “el
Gobierno Central” o el “ejecutivo de Madrid” el malo de la película, ahora es
directamente España la que no les permite desarrollarse, el resto de los
españoles somos una rémora en la que no podría dejar de ser venturosa
singladura del navío catalán, que las potencias europeas se precipitarían a
acoger como miembro de pleno derecho en la UE, les sojuzgamos, despreciamos su
idioma y no les permitimos tener una Selección Catalana de Hockey sobre Hierba,
con lo cual todos somos culpables de que algún jugador internacional sienta la
necesidad de transmitirnos sus íntimos sentimientos independentistas.
Al parecer el Gobierno, el de
todos, se ha tragado el anzuelo hasta la glotis, ahora son sus portavoces los
que piden al Sr Mas que se defina, que diga cuál es su prioridad, si el llamado
Pacto Fiscal o la independencia. Con lo que Rajoy y sus Ministros se sitúan de
hoz y coz en el escenario de la negociación. Esta negociación sólo puede dar
los siguientes resultados:
1.- La concesión de un régimen fiscal
privilegiado en el que la Generalitat reciba más fondos de los que se recaudan
de los contribuyentes residentes en el territorio de la C.A., que son los
auténticos sujetos pasivos de los tributos, no la C.A. como tal.
2.- La independencia.
Y 3.- La independencia y que
además se la paguemos el resto de los contribuyentes con el establecimiento
previo del mencionado “Pacto Fiscal”.
Cito aquí los diarios de Azaña,
un Presidente de la República desengañado ya, después de ser neto defensor de
la causa catalana, escribe el 29 de julio de 1937 en referencia a una discusión
con Negrín: “…y mientras, venga a pedir dinero y más dinero. (…) La defección
de Cataluña se ha hecho palpable.
Azaña se cayó del caballo camino
de Damasco durante su discusión con Negrín, al Presidente del Gobierno de
España Sr Rajoy no le va a quedar más remedio que caerse del caballo durante la
conferencia con el Sr Mas, y decirle, por primera vez, no. No al pacto fiscal y
no a la independencia.
Comenzaba el artículo con un
dicho y lo quiero terminar con un refrán: cría cuervos…y te sacarán los….€uros.
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