Libertad y
“comunitarismo”
Por una vez y sin que sirva de precedente clamo el mismo
grito que los independentistas: “Libertad”, reclamo libertad para los
ciudadanos que viven en Cataluña. Porque los derechos son patrimonio de los
ciudadanos libres, no de los “pueblos” o, peor, de los “gobiernos”, eso es “comunitarismo”
(neologismo aún no recogido en el DRAE) del que las sociedades democráticas
maduras huyen. En los diccionarios políticos franceses aparece como: Una forma de etnocentrismo o de
sociocentrismo que da a la comunidad (étnica, religiosa, cultural, social,
política, mística, deportiva…) un valor más importante que al individuo, con
una tendencia al repliegue sobre el grupo. Ese repliegue “identitario,
“cultural” o “comunitario” se acompaña de una pretensión de controlar las
opiniones y los comportamientos de los miembros de la comunidad constreñidos a
una obligación de pertenencia… En las formas más exacerbadas de comunitarismo,
el mundo es maniqueo, están los buenos (aquellos que forman parte de la
comunidad) y los malos (los otros). Se parece entonces a una forma de
racismo…Para sus defensores, no existe ninguna perspectiva fuera de la
comunidad y es imposible desligarse de su historia ni de su cultura. La
comunidad precede entonces al individuo y convierte la búsqueda del ideal
compartido en más importante que la libertad individual. Para ellos el Estado
no puede ser neutro en materia de opciones culturales, religiosas o de moral.
Los valores que les sirven de referencia son esencialmente tradicionales,
construidas sobre un pasado mítico e idealizado…Para ello la comunidad debe
liberarse del corsé de la cultura “dominante” y hacer respetar sus particularidades, notablemente en el seno
de las escuelas. (Toupictionnaire, le dictionnaire de politique) (La cita va en cursiva, los paréntesis y las comillas son suyos, la
traducción es mía).
Nada que añadir,
aquí están todos los conceptos que definen la actitud de los nacionalismos
periféricos españoles se pone por delante al grupo –la nación catalana- sobre
el individuo, la pulsión de control de la opinión que se materializa en el
férreo “diktat” sobre los medios de comunicación catalanes. La división entre
los buenos –los auténticos catalanes- y los malos –España-, para muestra un
botón, el Sr. D Alfons López Tena en un mitin: “Con España tendremos…solo un
objetivo: hacerle daño.”, por si los asistentes no habían identificado al
enemigo. Así, el Gobierno catalán no puede ser neutro en los asuntos
culturales, por ello lamina el español. Para idealizar el pasado mítico
necesita el adoctrinamiento en todos los niveles de educación.
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