domingo, 14 de octubre de 2012



Economía estatal versus economía familiar.

Los políticos del PPSOE, todos aquellos que han tenido un micrófono cerca en los tres últimos años, con sus jefes a la cabeza han usado y abusado de la metáfora de la familia que gasta más de lo que ingresa para señalar la necesidad de recortar gasto.
Si seguimos la metáfora habrá que convenir que:
Ningún padre de familia pediría un crédito más caro para pagar otro.
Ningún padre de familia firmaría ante notario que se compromete a pagar las posibles deudas que le reclamen sus acreedores antes que pagar las medicinas o los alimentos de sus hijos.
Ningún padre de familia mantendría gastos suntuarios y lujos superfluos cuando sus hijos pasan hambre.
Ningún padre de familia permitiría que uno de sus hijos gaste en sedes en el extranjero para darse pisto cuando en su casa tiene que ahorrar en la atención médica de su familia.
Ningún padre de familia permitiría que otro de sus hijos se gastara en droga y prostitutas el dinero destinado a mantener a los hijos que se quedan sin empleo.
Ningún padre de familia dejaría de invertir en la educación ni en la salud de sus hijos, salvo que ya no tuvieran para comer.
Ningún padre de familia vendería el negocio familiar que ayuda a financiar a la familia (loterías).
Antes que plegarse a estas medidas cualquier padre de familia liquidaría lo verdaderamente superfluo, lo que no redunda en el bienestar de su familia.
Antes que plegarse a estas medidas  cualquier padre de familia ahorraría en su gasto personal, privándose él mismo.
Antes que plegarse a estas medidas cualquier padre de familia dejaría de financiar al hijo juerguista que se lo gasta todo en copas, al hijo fanático de los coches que todos los años se compra uno nuevo, incluso al hijo aparentemente tranquilo pero que en realidad está a la puta y a la Ramoneta y se lo gasta todo en el vicio del hecho diferencial porque en realidad está celoso del otro hijo al que el padre le permite el privilegio de gestionar su propia hacienda y además le añade un cheque regalo todos los años y algún que otro detallito.
Antes…impediría que su hijo el que se compra todos los días una docena de periódicos y otra de revistas y además está suscrito a todas las TV’s de pago siga gastando lo que no debe para ver escrito o en audiovisual la versión de si mismo que le gusta vender.
Hasta aquí las metáforas, dejo a la sagacidad del lector su correspondencia con la realidad.
Ahora es cuando debo advertir que yo no creo en la metáfora de la familia, o por mejor decir no creo en la comparación pura y simple que se viene haciendo. Los recursos de una familia son los que son con sus limitaciones, mientras un Estado –y no pequeño- tiene infinitamente más formas de financiarse, y sobre todo de ahorrar muy distintas de las de una familia.
Una familia no puede aumentar los ingresos subiendo impuestos; hoy en día muy pocas familias pueden acceder al crédito, ni siquiera a precios exorbitantes.
Y sobre todo con esta comparación lo que se busca en última instancia es confundir inversión con gasto, y si bien todo supone un desembolso ningún padre de familia concedería el mismo rango a la matrícula de la Universidad y al Abono del equipo de fútbol.

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